Esto fue, más o menos, lo que anduvo pasando ese 28 de noviembre: mucha gente en el auditorio de la Usina, mucha, y muy lindo el auditorio con sus paneles de fresno. Y el aire tenso, porque nadie sabía el resultado. Muchos escritores, y amigos de escritores (que tal vez, alguno, sea escritor), algunos familiares, otros: curiosos. Y en el caos de gente que subían y bajaban las escaleras, de golpe, como sucede en los actos mágicos, empezó a confluir: apareció el silencio, la expectativa, los nervios. Así que eso, esto fue, más o menos, lo que anduvo pasando ese 28 de noviembre.
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