"Sucio de tomate", de María Ferreyra
Por Mariana Komiseroff
El
cuento empieza con una estampa de la imagen de la Comadreja y el Rubio
esperándolo. Luego la historia arranca con un tono que hace sentir el cansancio
del viaje largo del protagonista, un tipo que se convirtió en un ratón de
ciudad y vuelve a sus pagos. La Comadreja y el Rubio lo buscan en la estación
de tren y le dan la noticia de su casamiento. Y eso es lo que permanece hasta
el final, esa noticia atravesando todos los momentos. En la casa, la Osa y el
Cuca completan la escena.
Es un
cuento de reencuentros, tiene la calidez y contradicción que genera la cercanía
del pasado. El lector acompaña al personaje en las acciones, que son descriptas
con minuciosidad, en esa búsqueda de un
lugar que sigue estando pero ya modificado por el paso del tiempo, es otro; un
espacio al que el protagonista retorna para descubrir que ya no es suyo o tal
vez nunca lo fue.
La
narración, tal vez por el presente empleado, coloca al lector en el lugar del
Ratón. ¿Quién no quiso alguna vez, “enterrar el pasado a paladas enormes” para
poder seguir? La voz en segunda persona nos alude, nos identifica con ese que
siempre quiere volver, aun volviendo.
Un
ratón de ciudad hecho y derecho viaja
horas para volver a probar las pastas, tiene “recuerdos lógicos e inoportunos”,
y una mancha de tomate hace literal la metáfora, una flecha roja a la altura
del corazón lo evidencia.
Descargá gratis la
"Antología Cuento Digital Itaú 2012", organizada por el Grupo
Alejandría, desde acá:
Comentarios
Publicar un comentario