Sobre "Distancia que nadie ocupará", de Gonzalo Unamuno, por Leticia Martin



Distancia que nadie ocupará,
Gonzalo Unamuno
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“No hay ninguna moraleja en esto”
por Leticia Martin

La palabra y la mujer son dos sentidos tan cercanos en la poética de Unamuno que podrían ser términos intercambiables. Una es la otra, y al revés; tan necesarias y tan vitales para él; tan certeras y tan modificables, como aclara en el prólogo, donde acepta que su poesía es siempre en proceso y nunca acabada.
El azar de la palabra es a la vez el de los días.
Que sea un día u otro, da igual, como que sea una palabra u otra mujer, disputándose a veces, todas, entre ellas.
Su melancólica forma de versar desde las entrañas, lo hacen poner todo, sin filtro, sobre el papel. Unamuno cimenta su poesía en esta época, pero no escapa a cierto tono gutural y desesperado, como alguna vez lo hicieron William Blake, Walt Whitman, o en la misma línea, sucediéndolos, Allen Ginsberg, expresión del movimiento Beat.
Declarado lector de Juan Gelman y de Cesar Vallejos, su ritmo oscuro sigue los movimientos de jazz que a veces es tango y que, bruscamente, puede volverse rock & roll.
“Pudo ser otra, me convenzo, o miércoles.
Pero es martes hoy en que me encallo
sin posible en el bolsillo de mañana
sin haber en el hay de este presente.
Un martes más, otro, dan las cinco y sigo haciendo nada.
No hay ninguna moraleja en esto.
Me pregunto si voy a morir
antes de que suene el teléfono y sea ella,
o jueves, o viernes, o domingo”.
*
La infancia como un lugar, el destino, la ciudad, el amor, la política, el barrio, la melancolía porteña y las chicanas del pequeño burgués, son los temas que recorre la poesía de Unamuno. Su lenguaje puede ser tan guarro como cuidado, a la vez que tan llano como metafórico. También hay una clara búsqueda narrativa que se ocupa de las breves situaciones de la vida cotidiana. Por otro lado, sus observaciones concretas transparentan una intención que a la vez lo alejan del tono críptico y cerrado de cierta poesía actual. Hay en su trabajo varias piezas netamente descriptivas y otras en las que se reflexiona acerca de cierto tipo de situaciones casuales.
“Habitar un mismo país
lleva a los hombres a reconocerse
por un sinnúmero de actitudes
que se denominan propias.
Es curioso,
Pero lo veo fumando donde yo dejé de hacerlo
Y los carteles que prohíben fumar
Me indican que él también es argentino”.
*
Respecto de la forma, hay que decir, el poemario de Unamuno está prologado a modo de guía de lectura que invita a recorrer varias épocas de la vida del autor. Una cantidad de poemas llevan título, otros no, y todos están numerados hasta el 65.
Distancia que nadie ocupará es, sin temor a equivocarme, una poesía que merece ser leída con detenimiento, ahora, y que será leída por muchas generaciones de poetas.

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