“Las
voces del tiempo”, de J.G.Ballard. Se lo puede leer
docenas de veces y siempre aparecerá un detalle incómodo, un elemento con el
que no se sabe del todo qué hacer. Entre sus misterios y la certeza de un universo
que está llegando a su fin el cuento avanza completamente indiferente al
lector, al tiempo que logra fascinarlo desde la primera página.
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